EL LUNES NOS QUERRÁN, Najat El Hachmi, 2021

Najat El Hachmi, nacida en Marruecos y criada en Catalunya, ya había conseguido colocar su nombre en lo más alto de la literatura catalana con obras como L’últim patriarca, que ganó el Premi Ramon Llull de novela en 2007. En 2021, la obtención del Premio Nadal, uno de los más prestigiosos de nuestro país, con la novela El lunes nos querrán, le ha dado el último y merecido espaldarazo a esta escritora de sobrado talento.

Portada de la obra en la editorial Destino

El lunes nos querrán cuenta la historia una chica de diecisiete años de orígenes árabes que se ha criado en la periferia de Barcelona. Educada en casa según las normas del islam, se encuentra, a punto de entrar en la etapa adulta, en una especie de tierra de nadie, buscando por un lado ser como la mujer europea con la quien también ha crecido, pero sin saber cómo hacer, cómo comportarse, e incluso cómo vestir y cómo amar para estar integrada. ¿Cómo debe ser como joven, como mujer, como mujer pobre y como mujer musulmana? En cada una de las facetas de su vida encontrará verdaderas dificultades para encontrar su voz y su libertad, y será su mejor amiga, que motiva la escritura del texto, pues a ella, y desde la admiración, van dirigidas todas y cada una de las páginas de la novela, una larga misiva, quien vaya mostrándole otra forma de estar en el mundo, de reafirmar su persona, de encontrarse a sí misma, de tratar de vivir por fin en libertad.

La narradora, con una voz potentísima que podría pasar casi por una autoficción, conociendo la ascendencia de la autora, rememora en primera persona todos los acontecimientos vitales que la marcaron: las dificultades para obtener unos estudios, para encontrar un trabajo, para criar a un hijo, para desligarse de una familia que la quiere en casa a perpetuidad… En definitiva, de lo más básico: de ser considerada por cómo es, por lo que hace, y no por lo que es. El rechazo, penurias e incomprensión que relata a lo largo de su testimonio vital me recordaban por momentos a las chicas de la película Carmen y Lola (Arantxa Echevarría, 2018), o a la protagonista de Techo y comida (Juan Miguel del Castillo, 2015).

Además de por su calidad literaria la obra promueve toda una reflexión sobre las dificultades de integración de la protagonista, cuya marginación es doble, o incluso triple: como mujer, como musulmana y como pobre. La sociedad la considera una extraña por no haber nacido aquí, la familia no aprueba una integración en el laicismo y demás valores «europeos», y los hombres a los que conoce, del lado musulmán y del patrio, tampoco la tratan con la dignidad que como persona merece. Así, la novela pone en valor la importancia de la educación y la formación como posibilitadora de libertad personal (y también económica), y denuncia cierto machismo que va más allá de las creencias o las fronteras, y la hipocresía del europeo integrador, que siempre va a ver a estas mujeres como extranjeras, buscando siempre destacar su exotismo, incluso después de haberse convertido en una escritora de cierto renombre, como le ocurre a la protagonista. Así, ante esta triple discriminación surge la gran pregunta: ¿Cómo construyo entonces mi identidad?

La autora en la entrega del Premio Nadal

Estamos, en definitiva, ante una propuesta muy interesante, que nos pone frente al espejo como sociedad, nos obliga a preguntarnos por «el otro», en si estamos integrando la inmigración que acude a nuestro país, si realmente somos un modelo de sociedad más avanzado, sobre todo en lo que se refiere a igualdad, a feminismo, a pobreza y todavía a ciertos usos amorosos. Como docente no podía dejar de leer la obra sin acordarme de mi alumnado de Bachillerato, pues considero lecturas como El lunes nos querrán, con una voz tan auténtica, pueden hacer muchísimo más por la integración que muchas políticas institucionales.

@PabloEp4

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