BOULDER, Eva Baltasar, 2020

Tras el éxito de Permagel (2018), novela galardonada con el XIX Premi Llibreter 2018, la autora Eva Baltasar volvió el pasado marzo con Boulder. Ambas novelas cortas, escritas originalmente en lengua catalana, han sido publicadas también en castellano por Literatura Random House. Unidas temática y estilísticamente, forman parte de una trilogía que concluirá con Mamut, todavía sin fecha de publicación.

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Portada de la edición en catalán de la obra en Club Editor

Si «permafrost» es aquella capa del suelo congelada permanentemente, esta nueva novela también remite a un término geológico, pues «boulder» se les llama a esas rocas enormes que descansan solitarias en medio del paisaje. Trasunto de la protagonista, Boulder es el nombre que, impuesto por su amante, esta asume, en un excelente ejercicio metafórico.

Al igual que Permagel, Boulder está narrada por una sincera y potente voz en primera persona. Ambas cuentan con una protagonista solitaria, de alma herida, de verborrea intensa, con una presencia constante del sexo. Mientras que en Permagel los conflictos de la protagonista tenían que ver con sus tendencias suicidas y su relación con su madre y su hermana, Boulder se centra en la relación entre la protagonista y Samsa, su amada. Samsa quiere ser madre y la protagonista acepta la demanda por complacerla. El proceso de embarazo y los posteriores cuidados del bebé irán llagando la relación amorosa, dejándola en algo prácticamente anecdótico, y especialmente doloroso para la protagonista, quien se verá relegada, invisibilizada.

Al final, la obra acaba siendo una reflexión sobre la cara más amarga de la maternidad, la que muchas veces se esconde, y ahí radica su transgresión. Boulder pone sobre la mesa qué ocurre cuando una no quiere ser madre y accede por contentar a la pareja, o cómo la llegada de un bebé puede acabar minando la convivencia en una relación que queda sin atención, sin tiempo, sin sexo, sin un lugar ni siquiera en el hogar, en la habitación antes compartida. Y en lo más hondo, creo que Boulder, y también Permagel, a través de estas mujeres jóvenes y urbanitas, nos hablan de la soledad, del individualismo e infelicidad bastante comunes en nuestras sociedades avanzadas. Abordan, en definitiva, una problemática que no es exclusiva del género femenino.

Portada de Permagel en Club Editor

Si por algo destaca esta obra es por el uso del lenguaje, por el dominio retórico de la autora. Queda patente en cada página que Eva Baltasar ha sido poeta antes de adentrarse en el género narrativo, pues estamos ante una novela construida mediante un único y cuidado discurso de una voz que se desnuda ante nosotros con toda la fuerza de la palabra. En ocasiones seca, también nos inunda de imágenes que acercan el texto a la prosa poética, con pasajes como los que siguen:

«Només el llenguatge pot fer que pertanys a un lloc, que no t’extraviïs. És un substrat que nodreix. Sembla que resideixi a la ment, que baixi fins a la boca i que es fongui als llavis quan parles. Però el llenguatge és arreu, ocupa les cèl·lules més apartades i fa que es moguin cap a llocs incomprensibles. T’encoratja i t’emmalalteix, desorienta el teu instint animal, et fa humana». (pp. 34-35)

«Força fanàtica i brutal que la vida atenua i allenteix, el sexe rebrota com un gas comprimit en una roca enorme on s’ha obert una escletxa» (pp. 49-50)

Eva Baltasar

Las protagonistas de Eva Baltasar completan, finalmente, un discurso transgresor, en cuanto que nos hablan sin pudor del suicidio, la soledad, el sexo, o la maternidad. De su mano nos cuestionamos estos temas sobre los que muchas veces las sociedad calla, en un silencio incómodo y quizás hipócrita. En el camino quedaremos tocados por una prosa excelente, asombrados ante su enorme poder para expresar lo más complejo y doloroso. Nos queda todavía, y por suerte, conocer al Mamut.

@PabloEp4

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